Independizarse es una empresa laboriosa, especialmente si sufrimos de algún tipo de discapacidad. Para las personas ciegas o con baja visión, uno de los retos más importantes es la interacción con los distintos electrodomésticos. Antiguamente, bastaba con aprenderse los botones, pero hoy en día la acción se ha trasladado a pantallas táctiles o, en el mejor de los casos, a botones capacitivos que no resaltan en nada sobre el resto de su entorno.
Recientemente, he tenido que enfrentarme a estos desafíos. Hoy comienzo una serie sobre domótica accesible que espero que os sea de mucha ayuda. Empezamos por hacer la colada, una de las tareas del hogar de la que no podemos prescindir si no queremos que todo el mundo huya apestado a nuestro paso. Y, para ello, os voy a hablar de las lavadoras inteligentes de Samsung, una opción muy a tener en cuenta.
En primer lugar, os diré que no es una alternativa exenta de problemas. No es una solución milagrosa, pero en los meses que llevamos con ella, hemos aprendido a manejarnos bastante bien y a poder utilizar la gran mayoría de las características que trae consigo.
Como todas las lavadoras, la interacción puede realizarse a través del propio panel de control. En el modelo que tenemos, este consta de la típica rueda que traen estos electrodomésticos y de algunos botones táctiles. No, no va a hablarnos para poder guiarnos a través de estos controles, pero aquí viene lo bueno: hay disponible una función smart que nos permitirá utilizarla a través de la aplicación Smart Things desde el móvil. No importa si es Android o iPhone.
Aquí aparece el primer obstáculo. Para poder utilizar esta funcionalidad, es necesario activarla desde el panel de la propia lavadora cada vez que queramos utilizarla. Por suerte, está ubicada en su propio botón táctil, de modo que podemos marcarlo de alguna forma, así como el de encendido, para poder ubicarlo sin error mediante el tacto. Además, cada pulsación emite un sonido diferente, así que seremos conscientes de que, efectivamente, hemos realizado bien el procedimiento.
Una vez emparejamos la lavadora con nuestra aplicación, podremos acceder a distintas opciones. Entre ellas, tenemos la de iniciar uno de los programas predefinidos que trae consigo. Hay unos cuantos, cada uno adecuado para un tipo de prenda y nivel de suciedad. Si no sabemos muy bien cuál escoger, la app también cuenta con un asistente que nos irá guiando a través de varios pasos: tipo de tejido, blanco o color, suciedad… Al completarlo, nos sugerirá los programas que piense más adecuados para nuestra colada. Podremos iniciarlos directamente desde esta pantalla, sin tener que volver al menú principal.
Además, si preferimos optar por algo más artesanal, podemos modificar las opciones de manera manual, como la temperatura, las revoluciones del centrifugado, el número de aclarados… En aquellos modelos que disponen de la función, podemos activar también el eco bubble, que somete a las prendas a un baño de burbujas para penetrar mejor en el tejido.
En teoría, también es posible programar la lavadora para que ejecute el programa a una hora determinada. Aunque he de decir que no he conseguido hacerlo. La interfaz no es muy intuitiva en este aspecto e incluso personas videntes no han sido capaces.
¿Hay alguna cosa que no podamos hacer con la app? Pues sí. Los niveles de dosificación del detergente y del suavizante no están disponibles a través de ella. No es un gran inconveniente si siempre usamos más o menos el mismo, o si el modelo dispone de la característica de autodosificación. Estas opciones se quedan guardadas de un uso a otro, de modo que se pueden seleccionar la primera vez con ayuda de alguien y no tocarlas más.
Por último, mencionar la característica add wash. Se trata de una útil escotilla integrada en la puerta que nos permitirá introducir alguna prenda que nos hayamos dejado olvidada a mitad del lavado. Eso sí, cuenta con algunas medidas de seguridad para evitar la apertura potencialmente peligrosa. Así que, si estamos lavando con agua muy caliente (más de 50 grados), no nos dejará abrirla. En cualquier caso, para hacerlo, debemos pausar el programa, cosa que también podemos hacer desde la app.
Y bien, hemos dicho que todo esto está al alcance de nuestra mano con sólo un smartphone. Pero, ¿cómo de accesible es la app? Hay que decir que cuenta con algunas lagunas en este aspecto. Como hemos mencionado, hay parte de la interfaz que no resulta muy intuitiva. Un par de controles no están bien etiquetados. Muchos no tienen el rol correspondiente asignado (botón, enlace, etc…) y los menús desplegables no están bien vinculados, de modo que el contenido que se expande aparece al final de la secuencia de navegación si vamos saltando de elemento en elemento.
Sin embargo, una vez te das un paseo por la aplicación, la verdad es que no es difícil hacerse con ella. No encontraremos ningún obstáculo que sea insalvable. Tras un par de usos, la podremos manejar con bastante soltura.
Sin duda, es una alternativa muy interesante para aquellas personas con deficiencias visuales que quieran algo más allá de aprenderse de memoria unos cuantos programas. Un paso en el camino correcto para poder disfrutar al máximo de todas las prestaciones de un electrodoméstico tan esencial.
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